miércoles, 13 de abril de 2011

Reflexiones de Mujer en Primavera

LA FELICIDAD

Ser feliz.  Por supuesto que la felicidad existe.  La felicidad no consiste en un estado ilusorio, utópico, irreal ni perenne.

Es aceptarte como eres, asumir que existen cosas que debes y puedes cambiar.  Es la capacidad de disfrutar lo que tienes, cuando lo tienes, hasta que lo tienes. La capacidad de enfrentar los problemas y superar las frustraciones,  no la ausencia de ellos.  Aprender de los errores, crecer.

Tener la satisfacciones del deber cumplido, la responsabilidad de lo que debes hacer y hacerlo de la mejor manera. Tener  la madurez suficiente para asumir tus errores y que te equivocaste sin perder por ello la cordura.

Es mirar hacia atrás y reconocer que has podido hacerlo mejor,  que no todo esta perdido, ni ganado;  que debes continuar.   Es creer contra toda esperanza, es mantener tus sueños, creer que tus más grandes anhelos pueden realizarse y que, aunque no has logrado todo lo que quisiste, has disfrutado lo que has tenido.

Es creer que cuando todo parece no tener arreglo, siempre hay alguien en quien confiar y que puedes acudir siempre :  Dios;  quien te ayuda más de lo que puedes entender, más de lo que pides… y por supuesto, mucho mas de lo que esperas.

Es estar convencido de que, cada  nuevo día tienes motivos por que darle gracias a Dios y también,  una nueva oportunidad para volver a empezar... … de nuevo.



"Infeliz no es aquel que tiene muy poco,  sino aquel que no se contenta con nada ″ -Anónimo.


Amar es un camino

El destino siempre ha sido amar.  Amar apasionadamente, ilógicamente, equivocadamente, a alguien que no te quiere, o algo que no perdurará, algo que incluso dejaras un día por tu propia elección; amar la vida, las cosas, y por que no, amar el estar enamorada.

Enamorarse de un chico para el que no existes, un perro que no es tuyo, una casa que nunca tendrás, un sueño que no te pertenece…. Y  descubrir de una vez y para siempre que para algunas personas, al igual que yo, amar no es un destino, sino tan solo un camino, una forma de vivir.



Reflexiones de mujer madura




Y un buen día descubres que te sientes cómoda en el universo de un cuerpo que nunca te gustó,  que a pesar de tus múltiples complejos y de la enorme lista de cosas que crees Dios no hizo bien, te das cuenta de que realmente eres perfecta,  aunque no tengas las caderas redondeadas a lo Marilyn Monroe, las piernas dignas de un seguro de dos millones, el busto coqueto y firme de una adolescente, y aun cuando las arrugas incipientes en el rabillo del ojo sonríen antes que tu.

Ese día, te das cuenta que la felicidad existe aunque sea a ratitos,  en el marasmo de conflictos internos, quejas y limitaciones en que vives.  Que un problema en realidad ya no te quita el sueño, que eres dueña de tus opiniones y decisiones, cargando con el lastre de tus errores con la satisfacción de algo bueno que hayas hecho, aunque nadie lo perciba.  Y admites que no te vistes o maquillas ya para confundir el enemigo,  como tantas veces te repetías, sino para que otros y aun tu misma no sientan lastima de ti si no lo haces,  que de buena ganas abandonarías los prejuicios y convencionalismos y te pondrías exactamente lo que quisieras cuando realmente no debes, porque has descubierto,  que eres mas atractiva a los demas justo cuando ya no te interesa tanto.


Que la experiencia no te sirve de nada porque has cometido tantos errores que aun el triunfo mayúsculo  que nunca ha llegado,  podría borrar la grandeza de tus insatisfacciones y comprendes también, que a pesar de ello volver atrás o desearlo, sería la  cosa mas estúpida que se te pudiera ocurrir, porque volver a ser como fuiste y cometer los errores que ya has superado,  no te lo permitirías ni en sueños.

Experimentas por fin la liberación de los no puedo,  porque ya se te antoja imprudente tan solo pensar intentar locuras, pero al mismo tiempo, te niegas a renunciar a tus esperanzas, sueños y aspiraciones para entregarte al fantasma de la frustración y las depresiones de vieja decrepita que todavía no eres,  porque para tu tranquilidad descubres también, que aun tienes mucho que dar aunque nadie este dispuesto a recibirlo, y te decides a continuar intentando la victoria de una guerra que nadie mas que tu sabe por donde viene.  Te debates entre la incertidumbre de elevarte sobre tus miedos y temores para hacer algo impropio  aunque te pueda traer la gloria, o tragártelos y asumir que ya no estas en condiciones suficientes para osadía de ninguna clase,  ni eres dueña del tiempo que se te escurrió entre las manos,  y te das cuenta que en eso se te va la vida.

Y comprendes al ver el camino recorrido,  que justamente esa es la vida; esperar una ocasión mejor que siempre es la que no ha llegado,  y esa esperanza te mantiene viva, fuerte y el mundo que te ve, cree que eres un ejemplo de firmeza, coraje, voluntad y perseverancia,  porque en medio de tantas miserias y limitaciones aun puedes y sabes sonreír, aunque una voz muy suave, muy firme también,  te susurre por lo bajo y con insistencia, que en realidad y aunque te duela, solo eres una sobreviviente mas.  Y aun te empeñas en creer que mañana puede ser un gran día, y que puedes como el Ave Fénix, levantarte de tus cenizas y cualquier día, si así lo quieres realmente…… volver a empezar.




"No soy dueña del mundo, pero soy hija del Dueño".