sábado, 26 de febrero de 2011

Soy Dominicana: la fuente de inspiración para el orgullo que siento de serlo.






Resulta muy curioso que,  de las diez personas que más he admirado en mi vida, lo cual no es una exageración- tres de ellos son dominicanos.  Mi admiración no está dada solamente por la tradición popular, por los libros de historia o las innumerables crónicas  escritos sobre ellos.   Está motivada más bien por la curiosidad que me condujo a una lectura-estudio personal un poco más profunda de sus vidas, por leer entre líneas, además de las fuentes anteriormente mencionadas. 

Juan Pablo Duarte. El es, por supuesto, el primero de los tres.  ¿Qué puedo decir sobre él que no se haya escrito ya?. Su vocación de servicio, su amor incondicional a la patria,  su lucha incansable, sus renuncias personales en aras de un logro común mayor; privaciones, violencias e injusticias padecidas con resignación y que parecieron pocas, sus renuncias con tal de garantizar que el pueblo dominicano tuviera la libertad absoluta de la que todavía asombrosamente goza hoy.

Minerva Mirabal.  No las hermanas Mirabal en conjunto,  sino específicamente ella. No quiero desmerecer jamás a las demás hermanas y su contribución a las conquistas de las que gozamos las mujeres  -nada mas lejos de mi intención-  pero no puedo dejar de reconocer y asombrarme de la fuerza de esta mujer sin igual: su osadía y hasta su imprudencia al obrar en un mundo eminentemente machista y represivo,  sin importarle -o mas bien sin amedrentarle- que en ese entonces la mujer era poco menos que un adorno, un mueble,  sin poder para elegir y mucho menos imponerse,  aun cuando por su proceder tuvo en contra el peor tirano que pudo ganarse como enemigo: Rafael Leónidas Trujillo.

Juan Bosh. El político, el escritor, el hombre honesto que no negoció sus principios y demostró que aun estando en las más altas esferas se puede ser humilde, integro, honesto,  y continuar siéndolo a pesar de tener el poder en sus manos.  Aunque lo admiré desde siempre, es lamentable que no haya comprendido del todo su enorme valía y su merito como escritor, sino justo hasta después de su muerte -algo que nos ocurre con inusitada frecuencia- aunque por ello tal vez, he asimilado la riqueza imperecedera e inimitable de su gran legado, no solo para nosotros sino también  para el mundo entero.

Estos tres personajes -sin contar a Ramón Mella, Francisco Del Rosario Sánchez, Concepción Bona y otros tantos que adornan los anales de nuestra historia, son suficientes para inspirar un enorme respeto, sentimientos nobles y  el orgullo de pertenecer a una patria que poco a poco se rompe en pedazos ante la mirada indiferente de sus hijos y la negligencia de sus autoridades,  que no dudan un ápice en mercadear nuestras riquezas y privilegios como pueblo,  con tal de obtener ganancias personales deshonestas -o con su anuencia en la mayoría de los casos- no importándole si con ello pierden hasta su propia identidad.

Ellos tres demostraron -con hechos- que no es una utopía pretender que las cosas mejoren, que los dominicanos tomen conciencia de su necesidad de tomar partido activo para el cambio, de involucrarse y luchar por motivos nobles. Que no es imposible entender que cuidar la cosa pública es cuidar lo propio, su integridad, la vida misma, que no basta con echarle la culpa al gobierno de turno, que cada dominicano tiene su cuota de responsabilidad de que el sistema no funcione como debe y para lo cual fue ideado, dejando de ser parte del problema y la búsqueda de la solución una tarea de todos.

Es difícil sentirse plenamente orgulloso de ser dominicano, cuando la política para servir ha pasado a ser la cuchara para lucrarse, donde los medios para conseguir dinero no importan sino el fin,  donde se admira a quien tenga más poder económico sin importar su procedencia, donde la salud y la educación son obsoletas y la cultura, esas costumbres que nos daban sabor y nos identificaban como pueblo, son burdamente anuladas para dar paso a tradiciones ajenas a las nuestras y con cuyo esencia  no tenemos nada en común, porque nos resultan  pasadas de moda o ridículas, donde cualquier cosa es buena si me beneficia a mí, donde mis valores cambien dependiendo de las circunstancias.

No es fácil sentir orgullo en un país donde la carencia de valores, la perdida de moral y de principios, es el pan nuestro de cada día, donde el amor por lo nuestro y el respeto por los valores, símbolos y efemérides patrios  son cada vez menor,  a pesar de la lucha de aquellos que nos garantizaron  ser libres hoy  pagando un alto costo por ello.  Lo sería en donde cada cuatro años no se retroceda lo que se ha avanzado por motivaciones meramente partidistas, donde cada ciudadano tenga acceso a los servicios mínimos y pueda ejercer sus derechos libremente para tener una vida digna.  Personalmente me siento triste por la indiferencia que nos arropa,  pero a pesar de ello, me niego a renunciar a la esperanza de un país mejor, en donde los intereses egoístas  e individuales no tengan cabida. Es difícil; sí, pero no imposible.  

Podría contar sin embargo, los motivos que me hacen sentir verdaderamente orgullosa de ser dominicana y que no han sido mermados  por el oportunismo, la malicia, o peor aún, por la negligencia; motivos que me permiten mantener todavía la frente en alto y con un mínimo de esperanza de que se puede y de esos pocos,  lo es el hecho- sin precedentes para mi- de tener uno de los símbolos patrios más hermosos y con más significado del mundo; una historia  llena de heroísmo, de hombres y mujeres valientes, de conquistas inusuales sin contar con los medios idóneos para ello, de tener impreso en el centro de nuestro escudo, tal cual si del corazón se tratase,   el sagrado nombre de Dios, de gozar por ello todavía de la inmerecida y prolongada misericordia divina.  

De los motivos que aún sobreviven en mi para decir con orgullo que soy dominicana, de los que aún persisten sin ser lesionados,  éstas personas que he mencionado aquí son la principal fuente de inspiración.

En este mes de febrero, mes de la patria, deseo que antes de que concluya cada dominicano se haya permitido una mirada hacia atrás por un momento y volver a sentir amor, respeto y agradecimiento por todos aquellos que han luchado para darnos un país libre, para darnos honor e inspirarnos, aun después de su muerte,  a luchar y defender este pedacito de tierra,  que pesar de todo muchos consideran un paraíso, y el orgullo de continuar siéndolo.  

Pido a Dios que nos conceda el poder, la gracia, la bendición de despertar a una nueva conciencia como ciudadanos, donde los intereses personales no sean excusas para seguir erosionando, dañando, diezmando nuestra tierra y nuestros recursos,  y donde podamos tener no solo libertad, sino la humildad de reconocer que cada quien tirando para su lado no se logra nada, o al menos, nada por lo que valga la pena continuar luchando.

domingo, 20 de febrero de 2011

¿No resulta curioso...


…Que después de haber guardado algún objeto por años sin usarlo,  lo necesitamos tan pronto nos deshacemos de él?

…Que aprendemos como hacer algo bien, justo cuando realmente  no lo necesitamos tanto?

…Que las cosas que nos enamoró de alguien, es justamente lo que nos hace rechazarlo después?

…Que muchas veces cuando llegamos a nuestro destino,  es cuando descubrimos que el viaje fue lo mas interesante?

…Que muchas veces cuando menos tenemos la razón en una discusión  es cuando  el volumen de la voz es mas alto?

...Que las invitaciones a comer son mas frecuentes y mas tentadoras justo cuando hemos decidido hacer dieta?

...Que la rapidez con que pasa el tiempo,  es inversamente proporcional a nuestra necesidad de que transcurra?


martes, 15 de febrero de 2011

Citas Con Luz para Recordar Parte II

Otro grupo de frases increíbles; cápsulas de sabiduría, de cultura y buen humor para hacer mas interesante un ratito de ocio. 

 “La experiencia Es Como Un Billete De Lotería Comprado Después Del Sorteo”. -Pensamiento Anónimo-

Cuando se deja de creer en Dios, se empieza a creer en cualquier cosa”. Gilbert keith Chesteron

“Si dos están completamente de acuerdo es solo por un mal entendido”. Jean Paul Sartre,  Premio nobel de literatura 1964

“No es sabio aquel que sabe muchas cosas, lo es solo quien sabe cosas realmente útiles.-Esquilo, dramaturgo griego

“El hombre encuentra a Dios detrás de una puerta que la ciencia logra al fin abrir”. -Alber Eisnten- físico alemán

“La imposibilidad de probar que Dios no existe, es la mejor prueba de su existencia”. --Pensamiento Anónimo-

“No se ha llegado al colmo del dolor,  cuando aun se tiene ánimos para quejarse”. -Caballero De Bruix, Escritor francés.

“El hombre a quien el dolor no educo será siempre un niño”. -Concepción Arenal, Escritora española

“Es mas vergonzoso desconfiar de los amigos, que ser engañados por ellos”. -Jean De La Bruyere, Escritor francés

“Para quien tiene miedo, todos son ruidos”. -Sófocles, Dramaturgo griego-

“Conserva bien dentro de ti este gran tesoro: la bondad; aprende como dar Sin dudar, como perder sin resentimiento, a como adquirir sin mezquindad”. Goerge Sand, Escritora

“Hay tan poca diferencia entre todos los maridos, que las mujeres que se casan varias veces,  bien podrían quedarse con el primero”. Adela Rogers, Actriz

“Todos obedecen con gusto cuando quien manda, es justo”. Proverbio castellano-

“Una gran parte de los hombres emplean la mayor parte de su vida en hacer desgraciada el resto de ella”. –-Jean De La Bruyere, Escritor francés

“El verdadero amigo nunca se interpondrá en tu camino; a menos que vayas cuesta abajo”. - A. Galsow-

“Explique que el mundo es una sinfonía; pero Dios la toca de oído”. Ernesto Sabáto, escritor y pintor argentino

martes, 1 de febrero de 2011

Cuando es necesario un cambio. Tirando la vaca

Esta historia no es mía. Me la enviaron una vez por correo y aunque no recuerdo exactamente quién la envió, puedo asegurar que fue una de las historias mas impactantes que he leído en los últimos tiempos. Aunque es una historia ficticia, es sorprendente cuán certera es su enseñanza y cuantas veces es necesario que algo parecido nos suceda, para darnos cuenta de que realmente necesitábamos un cambio, aunque cuando ocurra nos desconcierte. Se llama Tirar la Vaca.

Cierto día caminaban por una campiña  El Maestro (Jesús) y su discípulo.  A medida que caminaban atravesando pastos y largos senderos, alcanzaron a ver una casita muy humilde.  Tanto más se acercaban, mas se percataban del estado lamentable y la condición de podredumbre de la misma; la casita se estaba cayendo. El Maestro le dijo entonces al discípulo “vamos allá”.   Cuando llegaron a la casita tocaron a la puerta varias veces, hasta que al fin, abrió la puerta un señor enjuto, muy andrajoso y con la mirada triste.   

Una vez que el dueño de la casita les hizo entrar, El Maestro miró detenidamente el cuadro que allí había: la esposa cabizbaja, estaba sentada a la única mesa.  Mas allá,  dos niños pequeños y esqueléticos, estaban sentados uno al lado del otro, sin moverse, sin jugar, sin decir nada.  La casita no tenía mas muebles, ningún adorno, y en la cocina había una desolación increíble.

Después de observar minuciosamente, y ante el desconcierto del discípulo, El Maestro preguntó al dueño  ¿Qué hacen para vivir? El dueño le contesto: “tenemos una vaca lechera”.  El Maestro quedó a la espera de una explicación, y el dueño continuó “diariamente ordeñamos la vaca, cambiamos la mitad de la leche por comida y la otra la consumimos en el día”.  El Maestro impasible no contestó nada, y luego ante la mirada de estupor del discípulo,  se despidió de la familia.  Cuando salen y una vez comienzan a avanzar,  el discípulo aborda al Maestro con miles peguntas ¿los va a dejar así?, ¿como puede  irse sin ayudarlos? y miles de peguntas mas, a las cuales El maestro le contestaba con absoluto silencio.

Después de andar unos cuantos pasos, El Maestro se detiene y le dice al discípulo “Devuélvete, ve y tira la vaca por el barranco”, el discípulo incrédulo le pregunta, ¿pero cómo puedo hacer eso, como puede ser tan cruel?, ¿es que no ve que es lo único que tiene para sobrevivir?  El Maestro lo mira serena y fijamente sin contestar nada, el discípulo baja la mirada y reconoce que aunque le moleste,  debe hacer lo que su maestro le ordena.  Va,  tira la vaca, alcanza al Maestro y continúan su camino sin mirar atrás.


Cinco años mas tarde y después de no haber podido vivir  cargado con tantas culpas y remordimiento,  el discípulo decide volver a aquella casita humilde y resarcir un poco su culpa.

Se dirige allá, y a medida que se acerca al lugar en donde estaba la casita, se da cuenta que hay en su lugar una enorme casa. Rodeada de magníficos jardines, pastos y toda clase de animales.  Mientras se acerca atónito aun y un poco preocupado, toca el timbre de la misma.  Después de unos minutos le abre la puerta un elegante y robusto señor, que muy amablemente le pregunta que desea.  El discípulo le pregunta preocupado en dónde esta la familia que vivía allí, el hombre desconcertado le contesta que siempre han vivido él y su familia en aquel lugar.  El discípulo le dice que no, que hace 5 años vivía una pobre gente que el quería ayudar, ocultándole el motivo real de su interés.  El dueño de la casa le dice “somos nosotros”  El discípulo, que no puede creer aquello, lo mira detenidamente, entonces se acerca a la gran cocina donde una preciosa mujer canturreaba mientras preparaba todo tipo de manjares.  Mas allá, en el patio,  dos niños regordetes jugaban alegres con un magnifico perro negro.

Sin poder creer lo que ve, pero reconociendo que en verdad son ellos, las personas que conoció. Entonces pregunta aun dudando ¿Pero, qué ha pasado?

El dueño le contesta “hace exactamente cinco años sucedió algo grandioso.  Éramos una familia pobre, desdichada y mediocre hasta que nuestro único sustento, una vaca lechera,  se tiró por el barranco.  No tuvimos mas remedio que buscar una salida a nuestra aparente ruina, descubrimos que teníamos talentos para nosotros mismos desconocidos, los usamos y descubrimos que teníamos muchos recursos que no utilizábamos, y he aquí, desde entonces somos una familia que progresa y crece


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