Otro tema que escribí el 21 de enero de 2015 !hace mas de un año! por Dios. Bueno lo publico hoy porque me parece algo interesante para compartir.
Eso es la vida, y la vida es ¡ahora!
Existen algunas
personas que lo tienen todo…o casi.
Tienen belleza física, buena salud, son económicamente estables, tienen
buenas carreras y/o trabajos y gozan del amor de una pareja lo suficientemente
buena para que la relación -con sus altas
y bajas- sea satisfactoria. Para
colmo, pueden esas mismas personas llegar al tope supremo de las aspiraciones:
tener una relación verdadera con Dios, a sea tener autentica paz. ¿Se puede pedir más?
Bueno, el problema
es que muchas personas no tienen una vida plena y abundante -satisfactoria- porque siempre están
esperando "eso" que aún les
falta para completar este privilegiado cuadro, que puede que nunca llegue y se queden en suspenso,
en espera siempre, pero siempre insatisfechas.
El quit de la vida no es de ningún modo tenerlo todo, de hecho como dije,
son casos realmente excepcionales. Lo
que importa es lo que hacemos con lo que tenemos.
Hay un dicho que
reza: no es infeliz el que nada
tiene, sino el que con nada está
satisfecho. Otro reza: no es
feliz quien tiene más, sino quien menos
necesita. Es importante que
dejemos de perseguir lo que nos falta para disfrutar más lo que ya tenemos. Y
eso no implica ser conformista ni tampoco falta de propósitos. Los “hubiera” no sirven de nada y mucho menos
la culpa. Muchas veces lo mejor de un viaje no es el destino final, sino el
camino recorrido para llegar hasta él.
Hay algo que me
gusta mucho y es la idea de que para ser feliz debemos rodearnos de las personas
que amamos y de las cosas que nos gustan y que ya tenemos. La vida es muy complicada y ya tiene
demasiadas situaciones desagradables y difíciles que debemos enfrentar. Debemos tener una válvula de escape. Además
de tener a Jesús en nuestros corazones ayudándonos cada día, debemos
disponer de recursos que nos permitan
descargarnos cuando los afanes y conflictos nos saturen. Y la mayoría de las
veces son simples. Que nuestra casa este pintada del color que realmente nos
guste, dedicar un poquito de tiempo a esas tareas- improductivas tal vez- pero enormemente agradables y que suben muy
alto nuestra autoestima, usar la ropa con la cual nos sentimos cómodas –eso no
excluye verse bien-, ocupar parte de nuestro tiempo en lo que nos llene –no significa ser irresponsable con nuestras obligaciones
ni hacer aquello que es dañino- y darnos tiempo para las cosas sencillas
que nos rodean, tomándonos una rica taza
de café, una copa de la bebida preferida, leyendo un libro o ver una película siete
veces tan solo porque nos gusta, aunque
no aprendamos nada. Una vida abundante
no necesariamente es aquella que promueve la riqueza y prosperidad, sino
aquella que puede en verdad ser disfrutada sin pretensiones inútiles. Hacer
las cosas que nos gustan, cuantas veces podamos con verdadero placer.
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