jueves, 27 de enero de 2011

Preferencias sexuales: El derecho a exigir respeto nos obliga a concederlo






La Biblia  enseña que Dios creó al hombre y la mujer,  y el matrimonio que instituyó fue formado por ambos y su ley no admite variaciones.   “Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él" Gén.2.18. …" Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre". Génesis 2.22.  Yo creo en eso.  Cualquier otra combinación –dos mujeres o dos hombres-no solo es un pecado o violación a la ley divina, sino que caería dentro de lo que se llama un acto contra natura, es decir, una acción extraña a la madre naturaleza o aquello que no se da de forma natural.  El termino… “…y se harán una sola carne " del versículo 24 de Génesis 2, se refiere a la procreación, lo que implica que jamás la carne de dos hombres o dos mujeres podrá unirse para crear vida. 

En ese contexto,  ya en muchos países y varios estados de Norteamérica, las leyes se están cambiando y/o reformulando para legalizar el matrimonio de parejas formadas por personas del mismo sexo, así como también,  permitir la adopción de niños por las mismas, dada la incapacidad lógica y biológica que tienen para la  procreación dichas parejas.  Actualmente no se habla de si alguien es gay, homosexual o lesbiana, sino cual es la preferencia sexual del sujeto. De igual manera,  se han puesto en vigencia leyes que los protege de la discriminación en cualquier área de la vida pública o privada, para garantizar el respeto a sus derechos humanos, así como ciudadanos.

Mi posición en esto ante todo,  es la posición de Dios y lo que él ha establecido en su Santa y Divina palabra: La Biblia.  Obviando las cuestiones de la lógica, de la naturaleza y la moral-el cuerpo del hombre está diseñado para responder y acoplarse al cuerpo femenino y viceversa- y al margen de lo que cada quien haga o crea sobre el particular,  Dios rechaza al pecado, no al pecador, es decir, rechaza el hecho no a la persona, por lo cual,  ni yo ni nadie tiene el derecho de juzgar, condenar, maltratar o discriminar a nadie por creer, hacer y decir cosas diferentes a las nuestras y porque además de ello, Dios dice en su palabra que "…Si es posible,  en cuanto dependa de nosotros, debemos estar en paz con todo los hombres" Rom.12.18,  y estar en paz en ningún modo significa aplaudir y consentir aquello con lo cual estamos en completo desacuerdo.

Independientemente del concepto personal que cada quien tenga sobre el tema, cada individuo merece respeto, aun cuando sus convicciones, decisiones y preferencias no siempre sean lógicas, correctas o naturales.  El primer requisito para exigir respeto es otorgarlo; siempre y cuando, al exigirlo no lesione el derecho y la integridad de los demás.  El derecho de uno termina donde comienza el de los demás,  y como reza una cita famosa de Benito Juárez: El Respeto al Derecho Ajeno es la Paz.

No obstante, a consecuencia de los logros que han obtenido los homosexuales, lesbianas, gay, transexuales o como se les llame, la publicidad de sus conquistas y la fuerza que ha tomado el movimiento en defensa de dichos derechos, he notado en varias ocasiones, tanto en el diario vivir como en programas de televisión, prensa escrita, etc.; que algunas personas se atreven a ofender, ridiculizar y degradar a quien posea un criterio diferente a ellas, manifieste su desagrado, o  exija el derecho de mantenerse al margen de aquello que le sea adverso o de lo que cree pueda lesionar la integridad física, emocional y moral,  tanto de sí mismo como de su familia.
  
Muchas veces, el hecho de que una persona mantenga un punto de vista diferente al lesbianismo y la homosexualidad o de cualquier otra supuesta preferencia sexual semejante, es motivo para que sea desconsiderada, ridiculizada y/o humillada, independientemente del respeto o cuidado que haya tenido al expresar su opinión sobre el tema.   Irónicamente,  el resto de la humanidad- las personas convencionales -aquellas que no practican actos contra natura y que son en realidad la mayoría- es la que tiene que sentirse avergonzada y/o amenazada mientras ve con impotencia, cómo cada día es invadido su espacio con acciones, palabras o hechos con los cuales está en franco desacuerdo (exhibicionismo, lenguaje obsceno y/o vulgar, etc., sin importar  hora, lugar o edad de los allí presentes) y que no necesariamente implica discriminación hacia la persona, toda vez que dicho comportamiento la mayoría de las veces es inaceptable incluso entre parejas heterosexual.

Todos tenemos el derecho a mantener y defender nuestras convicciones y expresar nuestra opinión sobre este o cualquier otro tópico, sin que ello conlleve ofensa ni maltrato alguno a quien esté en desacuerdo con nuestro parecer y por supuesto, sin que ello implique que se es homofóbico por ello, toda vez que el termino significa aversión-odio y que provoca acciones violentas y radicales contra otra persona y del cual están abusando la mayoría de las personas por desconocimiento del significado real del mismo.  Como cualquier otro ser humano puedo libremente expresar lo que creo es correcto,- no importando si otros lo aceptan o no-,  sin agredir o lesionar a nadie por hacerlo o que debido a ello me fustiguen y condenen a mí.  Como cristiana que soy pues, mi deber es hablar de lo que Dios dice y acepta, de su amor, de su gran misericordia y justicia; de la necesidad que tiene todo ser humano de tener una relación con él, de agradarle y obedecerle, de ponerse a cuentas.  

Como en cualquier otro asunto, si entendemos que alguien no está obrando bien,  podemos tratar de ayudarle a cambiar haciendo lo que esté  a nuestro alcance: de no ser así, es nuestro deber ante todo respetarle, a la vez que nos mantenemos al margen de lo que dicha persona hace que nos es contrario, sin que dicha posición implique  daño, ofensa o discriminación.  A veces,  como en el caso que nos ocupa, lo único que podemos hacer es orar a Dios para que lo resuelva, nadie más tiene ese poder. 

Aunque tengo convicciones claras sobre el particular, mi preferencia sexual muy bien definida –soy heterosexual-  fe en Dios y una relación con Cristo; no por ello he pretendido denigrar, atacar ni discriminar a nadie con mis comentarios, toda vez que estoy haciendo uso de mi legítimo derecho a expresarme.  No es mi interés lastimar susceptibilidades innecesariamente,   y como reitero, respetando es como se puede exigir respeto, ¡que es en definitiva lo que estoy reclamando aquí!

Es necesario aprender a respetar a las personas sin distinción, independientemente de lo que son, piensan o hacen de forma diferente a nosotros, en la misma medida en que exigimos el respeto de nuestros derechos.  Todo mundo tiene derecho a exigir respeto;  todo mundo está obligado a concederlo.


Estoy obligada a respetar el jardín ajeno,  aunque no me gusten sus flores;
Otros deben respetar el mío y no traspasar mi verja aun cuando no tenga perro.

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